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[dropcap style=”font-size: 60px; color: #9b9b9b;”] E [/dropcap]l mercado de Tlatelolco asombró a Cortés por su perfección y magnitud. Llegaban productos de todos los sitios para vender y la gente acudía a adquirir estos productos, también comían y bebían. Era el lugar de reunión pública más frecuentado.

Quienes lo describen maravillados dicen: Había chiles de todas formas y colores, frijoles pintos y jaspeados, maíz, tortillas, calabazas, chilacayotes, camotes, mesquites, nopales, achiote y xoconastli, huitlacoche y cacomite, quelites, quintoniles, huazontles y el aromático epazote.

Y que decir de las frutas, todas acomodadas en perfecta simetría: mamey, chirimoya, guanábanas, tejocotes, capulines, zapote blanco y prieto, aguacate, nuez, jícama y cacahuate.